Tu vecino pone todas las noches rock duro a un volumen considerable. Como venganza decides poner a Wagner con la misma intensidad. Al día siguiente el vecino nos castiga con más rock duro y le respondes con más Wagner. ¿No sería mejor para apaciguar al vecino dejar de poner música por la noche?. Estamos en una situación conocida en teoría de juegos como El Dilema del Prisionero. Veamos la historia que dio origen a su nombre.
El fiscal entrevista por separado a dos detenidos, rojo y negro, que han realizado un delito conjuntamente, diciéndoles por separado.
Tengo suficientes pruebas sobre ambos para enviarlos a la cárcel durante un año. Pero si es usted el único que confiesa aunque el delito supone diez años de condena, haré un trato con usted y será condenado a tres meses de prisión, mientras su compañero permanecerá diez años. Pero si confiesan ambos, los dos recibirán una condena de cinco años.
¿Qué debe hacer el rojo? ¿Debe confesar y confiar en recibir una sentencia breve? Eso es mejor que el año a que sería condenado si no confesara. Pero veamos. Hay una razón mejor para confesar, pues supongamos que el rojo no confiesa y, que sin saberlo, confiesa el negro. ¡El rojo se arriesga a ser condenado a diez años! Mejor que eso es confesar y recibir una condena máxima de cinco años. El negro se encuentra ante el mismo dilema.
La consecuencia importante en este caso es el hecho de que cuando ambos actúan de forma egoísta confesando, ambos terminan con una larga condena. Sólo cuando actúan de forma altruista la condena breve.
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